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Sociedad Potro y Apero: La historia de Nepomuceno González
A principios del siglo XX, llegó a Uruguay como inmigrante don Miguel Abrán, proveniente de Turquía. Venía en busca de nuevos horizontes, huyendo de la guerra en su tierra natal. Con él traía a su hijo, también llamado Miguel Abrán, quien daría inicio a esta historia. Sin embargo, el 12 de diciembre de 1915, el joven fue registrado como uruguayo bajo el nombre de Nepomuceno González González, marcando el comienzo de una nueva vida en este país.
Tras la muerte de su padre, siendo aún un niño, Nepomuceno tuvo que abrirse camino en un mundo de extraños. Con el tiempo, la vida lo llevó hasta la localidad de Tres Cerros, en el departamento de Rivera. Allí conoció a Santos Gómez, quien le brindó la oportunidad de trabajar en tareas rurales. Durante muchos años, Nepomuceno se dedicó a estas labores hasta que Santos Gómez decidió vender la estancia. Fue entonces cuando le ofreció la posibilidad de quedarse o comprar una fracción de aquellos campos.
Nepomuceno formó una familia con Teresa Padilla, con quien tuvo 12 hijos. Dedicó su vida a trabajar la tierra y a criar a sus hijos, a quienes les transmitió las experiencias vividas a lo largo de los años. Les contó sobre la gran sequía de 1942, la invasión de langostas entre 1946 y 1947, la inundación de 1959 y los desafíos del transporte con bueyes y carretas.
Viajar a Montevideo era una tarea titánica que podía demorar hasta tres meses, y Nepomuceno lo hacía una vez al año, generalmente en primavera. Durante el trayecto, acampaba en lugares con buena agua y pastura para alimentar a sus bueyes. Llevaba consigo alrededor de 16 bueyes, rotando las yuntas para evitar el desgaste. Transportaba productos como lana, cuero, cerda y plumas para vender en la capital. Allí le pagaban bien, y con lo obtenido regresaba a Tres Cerros con un buen surtido de provisiones para su familia y vecinos. En ocasiones, también realizaba trueques, una práctica común en aquella época.
Siempre llevaba consigo a alguno de sus hijos para que lo ayudara en el viaje, ya fuera tropeando o reparando las ruedas de la carreta en el camino. Por las noches, en los campamentos, se reunía con otros viajeros que también descansaban en el lugar. Compartían historias de sus vidas y hablaban de sus lugares de origen. Nepomuceno les contaba que en sus pagos había tres cerros llamados Cuñapirú, Medio y Alpargata, y que su rancho se encontraba entre el cerro Medio y el Alpargata, casi al pie de este último. Los que escuchaban sus relatos sonreían, pues sabían que el rancho estaba exactamente donde él decía.
Así transcurrió la vida de Nepomuceno González, convirtiéndose en un referente para los vecinos de la campaña de Tres Cerros. Su historia es un testimonio de esfuerzo, resiliencia y amor por la tierra. Don Nepomuceno González falleció en diciembre de 2019, a la edad de 106 años, dejando un legado imborrable en la memoria de su comunidad.
Hay hombres que de su ciencia Tienen la cabeza llena; Hay sabios de todas menas, Mas digo sin ser muy ducho - Es mejor que aprender mucho El aprender cosas buenas."
Martín Fierro