Propuesta: LA MUJER RURAL
Estamos habituados a lo largo de la historia a ubicar a las mujeres cumpliendo roles que están estrictamente relacionados a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos, con algunas variantes como pueden ser oficios correspondientes a lo textil, confección de prendas o preparación de alimentos.
En esta oportunidad se resaltan las tareas que las mujeres rurales realizaban y aún realizan, fuera de sus casas o ranchos y más allegadas a los corrales y el campo. Existen mujeres domadoras, guasqueras, esquiladoras, que ordeñan, pican leña, se encargan del ganado en general y la crianza de los animales domésticos, que participan vigorosamente en las actividades del campo, a la par de los hombres o sustituyéndolos cuando es necesario, que empuñan un arma de fuego para la caza de animales y su protección, al igual que una arma blanca para poder carnear y cuerear.
La intención es profundizar el tema desde lo conceptual y teórico, para luego poder plasmarlo en la realidad de los hechos y transmitirlo oralmente a los socios y visitantes, para generar la interacción de los conocimientos adquiridos.
Se trata de dar una mayor amplitud, abarcando varios temas relacionados con la época y no nos enfocaremos en realizar una réplica o reconstrucción de una familia determinada.
La recreación oscila en el periodo de la "Guerra Grande" o también llamada "Guerra de las Divisas", que abarca los años desde 1839 a 1851 y las consecuencias debido a los devastadores efectos de la misma, que costó al país y su gente recuperarse, como cualquier guerra; una de las consecuencias más directas tuvo que ver con el importante descenso de la población (en su gran mayoría hombres), no solo por las muertes sino también por el aumento de la emigración.
Lo que estamos representando es un establecimiento de familia, donde las mujeres del medio rural se reúnen como en un refugio o bastión, que debido a las vicisitudes de la época se quedaron solas en el hogar y muchos de sus ranchos fueron saqueados o quemados, madres, con sus hijas mujeres; cuñadas, suegras, todas unidas en el mismo lugar con el mismo fin, sobrevivir a la guerra, debido a que los hombres de la familia debieron ir a combatir en el frente de batalla. Nuestra representación es un rancho de mujeres, de las que sobrevivieron a los saqueos y a las quemas masivas de sus hogares, se reunieron y armaron allí sus vidas en comunidad y ayuda mutua, defendiendo los pocos bienes que les quedaban y su dignidad, al igual que la de sus hijos.
Propuesta: Talleres de Oficios Femeninos
La propuesta del Refugio de los Gauchos se enfoca en una casa de familia donde se reunían mujeres para compartir sus saberes y oficios relacionados con el mundo textil y lanero, abarcando también tareas culinarias como las conservas de alimentos.
Esta recreación se ambienta a principios del año 1900.
Se aboca a presentar en este taller familiar, además de la estructura de la casa, con la relevancia económica, social y cultural de las tareas femeninas, ya que las mujeres reunidas compartían sus saberes e intercambiaban conocimientos para las tareas diarias del hogar, y a nivel social se apoyaban mutuamente con las vicisitudes del cotidiano vivir y las dificultades que conllevaba ser mujer en esa época, donde escaseaban los espacios de reunión e intercambio porque la mayoría de los espacios de socialización eran reservados para los hombres.
Se entiende que en estos talleres donde las mujeres asistían para aprender a realizar tareas relacionadas con el hogar, intercambiaban más que conocimientos de dichas tareas, puesto que se enriquecían con la experiencia de las demás mujeres en apoyo emocional, mutuo, de sostén y contención.
La intención del Refugio de los Gauchos es profundizar el tema desde lo conceptual y teórico, para luego poder plasmarlo en la realidad de los hechos y transmitirlo oralmente a sus socios y visitantes, para generar la interacción de los conocimientos adquiridos.
Representan la casa de José Artigas y Melchora Cuencia, entre los ríos Queguay Grande y Chico.
Hace más de 200 años, la casona de piedra sirvió para vigilar las caballadas. Posteriormente, cuando Artigas se va al Paraguay (1820) fue refugio de su familia, lugar de crianza de sus hijos Santiago y María y residencia, durante varios años, de Melchora Cuenca.
Melchora nació en territorio paraguayo en la década que va de 1780 a 1790, era hija de Gaspar Cuenca y Martina Piñera, también paraguayos.
Los Cuenca Pañera conocían a José Gervasio Artigas desde épocas en que este transitó por las Misiones y Santa Fe al frente de sus hombres, probablemente en 1813, pues comerciaban con víveres desde Paraguay. En 1815, se reencontraron Melchora y José, en Purificación, donde comenzó el romance.
En 1816 nace Santiago, el primer hijo de ambos. Luego, en 1819, llegó María, su segunda hija.
Melchora fue conocida como "la mujer de Artigas", y también como su esposa legítima. Su unión habría sido realizada en diciembre de 1815.
Falleció hacia el año 1870 en Concordia, Entre Ríos, cincuenta años después de separarse de Artigas.
Melchora Cuenca "fue como esposa paciente, como madre sufrida, y como abuela matriarca de una estirpe, que no es poco pedir a una mujer quien tuvo la gloria de ser, en su momento, la Primera Dama de una Patria que nacía". Continúa expresando "No poseía título alguno, empero su epíteto era ya un honor. Era conocida nada menos que como la mujer de Artigas".
Recrean la pulpería "Don José" que cuya existencia ocurrió entre finales del 1800 y principios del 1900. Representan la pulpería desde su estructura hasta la relevancia socioeconómica y cultural que se instaló en la época y se trasmitió a la ciudadanía uruguaya en el correr de los años.
JINETES
Andrés Scioli
Sebastián Baceda
Alejandro Olivera
Gabriel Anselmi
Eleazar Tejera
Facundo Astorga
PAISANITA Y PAISANITO
Tatiana Zeballes
Joaquín Marrero
CONCURSO DE COMIDAS
Fernanda Torre
Raquel Fernández
Claudia Do Santos
CONCURSO COMIDAS NIÑOS
Juan Miguel Marrero
RUEDA FEMENINA
Ana Laura García Jontor
Representaron la Chacra de Don Celestino Grassi en Zapará
A partir de 1860, una importante corriente de italianos campesinos se instalaron en las afueras de Montevideo y Paysandú. De esta manera llegó a Uruguay Don Celetino Grassi, nacido el 29 de noviembre de 1865. En 1893 firma compromiso de compraventa por una chacra de poco más de 40 hectáreas en Zapará, en aquel entonces zona rural de la Villa de San Fructuoso.
La propuesta de Refugio de los Gauchos consiste en la recreación de la chacra de este inmigrante italiano, al margen del arroyo Sauce de Zapará y próxima al arroyo Tacuarembó Chico.
Recreó la representación del tema "Estancia Don Teodosio". Primeras esquilas a máquina en 1918.
A diferencia de otros países de América, Uruguay no posee una población rural establecida desde antes de la conquista. Ni aun el establecimiento posterior de pobladores de la campaña se vio influido -cultural o genéticamente- por el habitante aborigen en grado apreciable.
La configuración actual de los habitantes de nuestro país, difiere de la del resto de América, ya que su origen es casi exclusivamente europeo, con una escasa proporción de elementos africanos, y débiles y difícilmente comprobables elementos amerindios.
El historiador Renzo Pi Hugarte establece que estos caracteres se deben:
1- al escaso número de población autóctona
2- al hecho general de que con los pueblos cazadores primitivos es muy pobre la mezcla
3- a la avalancha europea que recibió nuestro país desde comienzos del siglo XX.
La introducción de la ganadería en el siglo XVII hizo que estas tierras dieran pie a la codicia humana. Comenzaron a llegar otros tipos de gentes, desde Argentina y Brasil, deseosos de hacerse de la riqueza que deambulaba en nuestros campos: corambreros que cosechaban y rápidamente se iban.
De ahí, de los gauderios brasileños, se fue formando el gaucho oriental. Su trashumante desapego, sumado al carácter zafral, hizo de él, un sujeto ideal para una explotación sin frenos. Hacía toda la fajina, hasta que resolvía sin más "dirse".
Si bien en nuestro país, existían ovejas -descendientes de las traídas por los españoles- escasa influencia tenían en la economía de acá y su valor era despreciado por el habitante de campaña.
Sólo a comienzos del siglo XIX, por obra de ingleses y franceses, comienza a tener importancia la cría ovina, con la importancia de ganado de raza, para mejorar la producción de carne y lana.
Al decir de Barrán y Nahum, 1967. "La oveja fue royendo al criollo, poco a poco, el espíritu aventurero y despreocupado por el futuro económico, que lo había caracterizado hasta entonces; lo ató al suelo".
Las exigencias que imponían al estanciero este tipo de explotación (en cierto modo intensiva, con respecto al vacuno), requiere mano de obra más o menos estable y asentada en la tierra, con una atención más constante.
En un principio fueron traídos para la tarea: ingleses y franceses, principalmente vascos y catalanes.
Poco a poco nuestros criollos se vieron aquietados y lo que es peor, embretados con el alambrado, que los raleaba de los cascos de la estancia y separaba de la riqueza que él ayudaba a crear.
Se erizó el horizonte de postes, piques y alambres, y comenzó a nacer a sus orillas, el rancherío rural, proveedor de mano de obra zafral de uso esporádico y barato.
Dado el panorama histórico, en el cual los eventos políticos, que derivaron en guerras cruentas, que abundaron batalla y charamuscas fratricidas, hicieron que la producción pecuaria, sobre toda la ovina, sufriera altibajos en cuanto a calidad y número de semovientes.
4- Así llegamos a la fundación de la "Estancia Don Teodosio", ubicada en la margen derecha del río Queguay, y a unos sesenta kilómetros de la ciudad de Tacuarembó.
Perteneció a Don Teodosio Dutra Ferreira, quien se estableció en ese lugar en compañía de su padre (Teodosio Dutra Da Silveira), de su madre (Ana Ferreira), y de sus hermanos, a mediados del 1800, después de la Guerra Grande, provenientes del Brasil.
"La parte nueva de la estancia" data de 1876, y en ella se utilizaron ladrillos, piedra y zinc, como elementos innovadores para la época.
Según el Sr. Roberto Xavier (heredero), la comunicación, en aquel entonces, la tenían sus antepasados de manera más o menos fluida con Bagé (Brasil) y más cerca en el tiempo con la ciudad de Salto.
Dado el lugar de basalto donde se encontraba, la crianza a escala de la oveja, fue su mayor destino.
Ya en los años 1915 al 1920, introducen en el establecimiento la máquina de esquilar con 16 tijeras. Esto para la época significó un acontecimiento y un adelanto meritorio, en consideración a la esquila tradicional o "a martillo".
La propuesta constó de 3 partes:
1) Habitación que integra lo que sería la construcción principal de la estancia o "casa de los patrones", que pudieron ser ocupadas por la servidumbre. En aquel entonces y debido a las distancias y soledades de los parajes, la seguridad era algo de tener en cuenta, por lo cual patio y casa tenían un vallado que los protegía.
2) Patio con aljibe. la presencia de este elemento (patio interno), era muy común en las construcciones de aquella época, cuyos techos estaba previsto que "desaguaran" hacia el mismo lugar, de manera que las aguas de lluvias de los mismos, llegaran al aljibe.
En "Don Teodosio", dejaron de usarse estas aguas, al detectarse, a partir de la enfermedad de uno de los hijos del propietario, que estaban contaminadas.
Ello motivó la construcción de un pozo "semi-surgente" y la instalación de un molino, que aún hoy está en funcionamiento.
3) Galpón de personal y despensa. Para la construcción se utilizaron elementos naturales (madera, paja y barro). En la zona basáltica de la estancia estos elementos no existían, por lo cual lo más utilizado fueron las chapas de zinc acanaladas.
4) Fogón techado. Representa el lugar donde se compartían las horas de descanso, de sociabilidad.
5) Galpón de esquila. Es el elemento central de la propuesta. Para hacerlo, se trató de tener en cuenta los materiales originales de la "Don Teodosio", con zinc, ladrillos y posición de la "Wolseley", cuya quita parte exponemos conjuntamente con el cuerpo electrógeno "Case", de reciente construcción a nafta.
Se tiene el galpón, aro para embolsar lana, con vellones atados y apretados a salto del embolsador.
6) Bretes y mangueras. Se construyeron dos en la muestra, porque en el establecimiento original, había varios, uno por cada esquilador, lo que permitía un mayor control del trabajador en su tarea.
Las mangueras son espacios de espera para los animales, antes y después de la esquila.
Cantando me he de morir Cantando me han de enterrar, cantando he de llegar Al pie del eterno padre: Dende el vientre de mi madre Vine a este mundo a cantar."
- Martín Fierro